viernes, 1 de junio de 2012

Ética en Platón

Platón y Aristóteles son considerados los pensadores en quienes la filosofía griega alcanza su madurez y plenitud. Estos filósofos son claves en la historia del pensamiento, sus aportaciones vienen a marcar por mucho tiempo en el pensamiento occidental  las coordenadas para la interpretación del mundo y del hombre.
Ambos pensadores en su filosofía enfrentan al relativismo de los sofistas. Ellos consideran los aportes de los sofistas como incapaces de ofrecer un orden firme a la sociedad y de no brindar una base segura al conocimiento. Propiamente el objetivo de Platón es encontrar unas bases verdaderamente sólidas en que apoyar la reforma que está pidiendo la sociedad, una sociedad que fue capaz de condenar a Sócrates. Así pues, la finalidad de Platón en su teoría de las ideas es fundamentar un orden político justo, y para este fin, la educación jugará un papel central, razón que le llevará a fundar la Academia.
            Platón en su propuesta filosófica, prosigue la obra moral iniciada por Sócrates, sin embargo, su pensamiento no se agota en el campo del obrar, sino que se extiende ampliamente en otras esferas del ser y el saber. Antes de describir algunos puntos de su filosofía moral, conozcamos algunos datos biográficos.
            Nace en Atenas en el año 438 a.C, de familia noble, a los 20 años entra en contacto con Sócrates quien va marcar su vocación filosófica. Al morir su maestro, Sócrates, realiza largos viajes que le ponen en relación con centros filosóficos en Megara, Cirene y la Magna Grecia, regresando a Ateneas hacia el año 396 a.C. Al presentar un modelo de estado ideal, el tirano Dionisio el Viejo lo vende como esclavo pero es rescatado por un amigo, regresa a Ateneas y fundan la Academia dedicándose por mucho tiempo a la educación.
La vida filosófica de Platón se divide en cuatros periodos evolutivos, primer período socrático, son escritos que resaltan la figura y el legado de su maestro Sócrates; el segundo período, antisofista, deja ver con mayor autonomía su filosofía, que en buena parte es crítica ante las posturas de los sofistas más insignes como Protágoras, Gorgias, etc; el tercer período, de madurez, son diálogos en los que Platón desarrolló ampliamente la teoría de las ideas como su pensamiento filosófico; y finalmente, el cuarto período, de síntesis, somete a critica y revisión su filosofía precedente.   
            El núcleo central de la filosofía de Platón es la teoría de las Ideas y es el punto de referencia básico de todos los temas que él trata. Es complicado  hacer una separación interna de los distintos tópicos que Platón reflexionó dado que construyó un sistema bien articulado, en su propuesta filosófica se entrelazan puntos de vista ontológico, epistemológico y ético. En su sistema filosófico, las ideas se convierten en el único objeto verdaderamente real;  y más específicamente en la ética las ideas son valores.
La teoría de las ideas de Platón supone una superación del relativismo moral de los sofistas. En el pensamiento de Platón las Ideas de Justicia, Bondad, son los criterios exactos para discernir lo que es bueno, lo justo etc. Las Ideas son ellas mismas valores. La ética de Platón nos lleva a la idea de Sumo Bien, el Bien conlleva a la felicidad y se llega mediante la práctica de la virtud.
Nos encontramos que en el Sumo Bien, la vida buena no se basa solo en el placer, ni solo en la sabiduría, sino que es una mezcla de ambas, pues el hombre no es ni pura animalidad ni pura inteligencia. El Sumo Bien sólo  puede ser una vida  mixta de  placer y sabiduría. Platón mantiene que el Bien absoluto son las Ideas, cuya contemplación es la felicidad. Por lo tanto, es la virtud, el medio para acceder al Sumo Bien, y es mediante la práctica de la virtud como podemos llegar a contemplar a la felicidad.
La virtud es un estado del alma; existen tres almas y cada una de ellas tiene una virtud peculiar. El alma concupiscible,  le corresponde  la templanza, que es un cierto orden y continencia de los placeres o en otras palabras dominio de sí;  al alma irascible, le corresponde la virtud de la fortaleza, permite que el hombre supere el sufrimiento y el dolor, además sacrifique los placeres cuando sea necesario para cumplir con el deber. Al alma racional, le pertenece la virtud de la sabiduría o prudencia, que se encarga de regular la totalidad de las acciones humanas. Pero hay una virtud  del alma  en su conjunto más importante, es la justicia, entendida como armonía u orden entre esas tres partes. Entonces para Platón la virtud es la armonía u ordenación entre las tres almas, en este sentido Platón ha identificado la noción de virtud con la noción de justicia.
Ahora bien, Platón desarrolla en la República su concepción de Estado perfecto, tanto para él como para el resto de los griegos, el hombre es un ser social. Dice Platón que entre el individuo y el Estado o comunidad social, tienen que haber una relación recíproca, dado que el individuo se hace perfecto en el Estado y un Estado es perfecto sólo si sus ciudadanos son virtuosos.
El Estado que  propone Platón es como un organismo humano, donde existe una correlación entre los propósitos del hombre y de la comunidad. Cada una de las partes del alma tiene su correspondencia en las clases sociales que componen el Estado.  
En el análisis del Estado, Platón utilizará la misma división tripartita del alma; si el Estado es un gran organismo humano con los mismos fines éticos que el hombre, entonces a cada parte del alma le corresponde una clase social. Vista la premisa mayor, veamos cómo queda el planteamiento de Platón:   
Al alma de la parte racional es la clase de los gobernantes, que son los  filósofos; al alma irascible sería la clase social de los guerreros y por último el alma concupiscible, es la de los artesanos. Por lo tanto, Los filósofos, cuya virtud es la sabiduría o  prudencia, son los únicos aptos para el gobierno; los soldados que poseen como virtud  la  fortaleza, deben defender y guardar la polis; y para los artesanos quienes tienen como virtud la templanza suministran los medios materiales que la comunidad necesita.
Así, Platón establece un sistema internamente recíproco entre la antropología, la ética y la política. Todas las clases sociales son necesarias, pero cada una goza de distinto rango y dignidad. Platón nos dice que el fin del Estado es la justicia: el cumplimiento del bien común  para todos los  ciudadanos,  que sólo es  posible cuando todos los elementos que componen la sociedad realizan su propia función.
Platón destaca a los que ocupan el puesto de los filósofos, pues deben buscar el bien general. A ellos les conviene evitar tentaciones interesadas y distracciones inútiles, tampoco pueden poseen propiedad privada, ni mujer, ni hijos propios;  su interés máximo debe ser lograr la mayor sabiduría posible para poder desempeñar bien su misión de gobierno.
Considera que también que los soldados han de renunciar a la familia y a la propiedad privada. Sólo a los artesanos se les permite la propiedad privada, pero limitada y controlada por el Estado. Los  artesanos no son educados sino sólo en la profesión propia, y tienen que obedecer a los poderes políticos. Es en el Estado ideal donde sólo los mejores, que es una minoría muy selecta, tiene el poder.
En definitiva la misma conexión ética-política tiene su origen en la propia antropología platónica ya descrita. No se permite un quiebre entre moral y política. El problema moral es un problema político: el hombre es llamado a cumplir el mandato de la justicia, donde el orden en el individuo que son los tres tipos de alma, el orden moral que son las tres virtudes, prudencia, fortaleza y templanza que convergen para dar un orden social en sus distintas clases. En conclusión el Estado es presentado como una institución educativa encaminada a la felicidad sólo a través de la virtud. Platón logra definir  la Justicia, que es hacer cada uno lo suyo.

Por Gabriel Sequera

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